Francisco siempre ha tenido una idea muy fija en su mente y eso es viajar al mayor número de países en el mundo, el vive en Brasil con sus padres pero estar ahí nunca fue su idea de vivir la vida. Tras haber cumplido los 18 años se fue a Canadá a probar suerte, un cambio de aires es justamente lo que necesita un chico para disfrutar los paisajes y conocer un poco de la cultura de lugares tan distantes pero a la vez tan ricos en conocimientos.
Dejar sus raíces fue la parte fácil de su largo viaje de descubrimiento, lo malo fue cambiar su idioma por uno extranjero como el inglés para socializar y hacer nuevas amistades en una ciudad completamente nueva. En realidad no estaba diciendo adiós a su familia más bien buscaba su propio camino en esta vida, su mente ha permanecido abierta a los cambios porque un cambio puede ser bueno y solo es cuestión del enfoque que tengas al verlo como persona.
Sus padre no estaban de acuerdo con la idea de partida pero terminaron por aceptarla, resignarse a qué su hijo había crecido lo suficiente y quería conocer el mundo por sus propios ojos es una idea razonable para un joven. Igual les hizo un promesa de visitarlos dos veces al año para hacerlos sentir bien, lo que menos quería era preocuparlos de su bienestar personal y no poder contribuir a darles un poco de felicidad por tantos años de alegrías.
Francisco demostró ser capaz de cuidar de si mismo en todo momento, tenía habilidad para la pintura, la música, la actuación y los idiomas. Además de contar con una fuerza inquebrantable para enfrentar las adversidades, hacer lo correcto estaba en sus prioridades como individuo y encontrar un trabajo no fue tan difícil al principio pero encontrar un departamento fue otra cosa.
Tras haberse establecido conoció a varios amigos en su trabajo, ninguno era ciudadano canadiense en un país tan acostumbrado a los extranjeros y dado que ofrecía muchas oportunidades a los visitantes para trabajar en el país. Tras 2 años de un buen ambiente laboral en la empresa donde trabajaba, hizo un viaje a su casa para visitar a sus padre en su natal Brasil y también para saludar a su mejor amiga de la infancia.
El viaje fue corto para pasar la Navidad y el año nuevo pero sus consecuencias se hicieron presentes más tarde, cuando volvió a Canadá para continuar con su trabajo en la ciudad y retomar sus actividades como empleado en su empresa. Recibió una noticia que cambio por completo su futuro y si bien la noticia era una alegría para cualquier hombre, el no estaba preparado para afrontar la responsabilidad de traer un hijo al mundo y menos precisamente con su mejor amiga.
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